Normalidad, la que no transita,
La que coarta, la que reprime.
Normalidad que impide libertad.
Normalidad.
Una, la primera, la del Estado, la del Gobierno.
Normalidad, de la tranquilidad rutinaria.
Aquella que estorba una aventura,
Normalidad que traga valentía.
¿Normalidad?
Otra, la segunda, la de la cotidianidad, el mal vivir.
Normalidad, del control subjetivo.
Tal cual lo que prohibe una pasión de amor.
Normalidad que paraliza el sacudir.
Normalidad.
Esa, la tercera, la del Matrimonio, la del Patrimonio.
Pensar la desestabilización, la No-Normalidad,
es pensar en Amor Libre,
en Libertad.
Es buscar una vida, el Buen Vivir.
Es hacer de los espacios, nuestros, reales,
aquellos que ahora mismo, no son de nadie...
Roto el cristal de lo que nunca ha sido y siempre se ha querido. La ambivalencia de los rostros, el rostro de la humanidad.
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