Ejercicios y esferas mentales: Una reflexión necesaria pero incompleta

26 de febrero de 2010. 11:18pm

He intentado sacar lo que llevo en mis adentros por tanto tiempo. Con tantos a quien hablarle, no encuentro como decir, si acaso pueda decirse algo que yo misma no puedo contemplar ni entender. Quisiera solucionar a veces el desespero de no sentir nada en mi. De sentirme perdida, cada vez más.  Me levanto con dificultad si no tengo el motor… Y cuando me acuesto, es en tristeza o en pasiones impalpables de lo que antes haya consumido… y me acuesto llena de pensares, y palabras que me rebuscan y no me aguantan. Y pienso en mi inestabilidad. Y recuerdo la inestabilidad de otros. Y me acuesto pensando en que…. Hay que seguir.

Y sigo así, sin rumbo, sin camino. O con un camino imposible.  O con un camino que quisiera hacer real, que lo hago cada día, y que lo sé. Que sin el esfuerzo, nada pasa. Y que si nada pasa, todo eso que nos sigue imposibilitando la existencia, seguirá pasando. Y es por eso que levanto y olvido ese no sentir, y siento. Ese no querer vivir, pero vivo. Soy y no soy. Y aunque quizás exagere cómo paso el día a día, es así: sólo un día a día. ¿Un largo plazo por venir? ¿O escapatorio? Dejo el tiempo impropio pasar sobre mi y arrebatar mis deseos de trascender dicotomías y categorías, de no pensar en sociedad ni vivir en sociedad. De ser simplemente, una cosa material cuyo interior no saber si es esencia, alma, energía, y/o química. Pero que no deja por ello de pedir irse y exaltarse…. Elevarse a otras conciencias. Y ver. Ver lo que no hay en mi oír ni en mi ver. Ni en el mío ni en el de nadie, pues no es de nadie.   Y vuelvo en el rompecabezas de palabras, intrínsecas, que salen, así… Poco a poco hasta que concluyo mi inexistencia de camino o mi camino inexistente que me lleva…..

Es la revolución el camino. El camino, no el que quiero, el que es, el que nos lleva a tod@s. Pues que otra cosa podría pasar en un presente como este. Im-presente. Impersonal. Impreciso. Que río a veces, sin sentir. O no lloro queriendo. O ni siquiera pienso. Mi pensar es distinto, mi ser, mi caminar…  Y de todo lo que podría rodearme (yo hago que me rodee): muchas confusiones. Tantas frustraciones.  El deleite de la risa, el caminar que logro en un segundo: hacer un algo, hacer una mirada, una reacción. Un deleite que pasa por el vientre…. La vagina… el cuello. Mas con qué, para qué. Un deleite de soledad. Tan rico pero tan incompleto.

Y en un instante de tener, de no tener, de querer….Viene ElQuéHacer. El cómo seguir. El qué-hago-ahora.

Pero mi agenda está llena. Está llena de la nada revolucionaria. Un todo vacío.